La mayoría de nosotros no tenemos nuestra vivienda para enriquecernos con ella ni para especulaciones.
Pero un día por la edad, por una enfermedad, por lo deteriorado del entorno, por una decisión o necesidad familiar o laboral podemos vernos obligados a intentar su venta con el fin de obtener los medios necesarios para continuar nuestra vida en otro lugar.
Entonces tomaremos consciencia en su justa medida del enorme perjuicio que nos esta provocando, la desidia y las pocas ganas de trabajar en los problemas reales de la gente , o la poca capacidad que demuestran los actuales gestores del ayuntamiento.
Entenderemos esta entrada, unos antes otros mas tarde.
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