Mientras en muchas ciudades del país en los últimos años han hecho esfuerzos en adaptar las calles a las necesidades de las personas con alguna discapacidad. En Canyamars me da que lo han entendido mal porque lo que se hace es crear las condiciones para aumentar su número.
Tal vez por un mal entendido de algún acuerdo de la federación de municipios o en una reunión de partido donde se trato del tema, alguien lo entendió mal y en vez del esfuerzo de adaptar cada vez mas vías a las necesidades de los discapacitados aquí se adaptan las calles para aumentar su número.
De otra manera no se entiende el estado de esta acera trampa en la que una persona puede pasar de andar bien, a necesitar un bastón para toda la vida si tiene la mala fortuna de pisar la tapa del agua.
O de sufrir graves daños cerebrales por una caída debido a un resbalón con el moho de esta acera.
O de torcerse un pie paseando por esta otra, situaciones que se perpetuán y empeoran año tras año, a pesar de los planes Zapatero.
Tal vez solo es fruto de la falta de sensibilidad y de aprecio por las obras bien hechas, estas cosas si uno se pasea con el cuello estirado no las ve, pero a poco que uno tenga aprecio por el lugar donde vivimos, duele de verlas.
Al final can Canyamars no es más que la parte más llamativa del enorme iceberg de dejadez y olvido en que se encuentran muchas cosas en este municipio.
Al final can Canyamars no es más que la parte más llamativa del enorme iceberg de dejadez y olvido en que se encuentran muchas cosas en este municipio.