En la entrada anterior Olimpia hace un comentario donde se cuestiona algunas cosas, como la continuación a la conversación me ha salido larga y puede que se extienda, la voy a continuar como una entrada del blog.
Mira, cuando planteábamos la posibilidad que tal vez algunas personas o familias no pudieran hacer frente a las cargas urbanísticas y que había que tener un plan o una previsión de ayuda en ese sentido nos decían en todas las instancias muy serios que "si no podían pagar que se vendieran la propiedad".
Ahora se encuentran con que la familia del promotor tiene que pagar mucho al ser los afortunados propietarios de un gran número de inmuebles y parcelas.
Pues bien la ley que servía para un jubilado que no podía pagar, ahora no sirve para este promotor, que dicho sea de paso le ayudó económicamente en la campaña electoral en la que consiguió la alcaldía.Y es que el mantenimiento de la situación actual tiene también una variable económica, el agua, que desde que Felipe González la declaro propiedad de todos los españoles solo se vende bajo concesión administrativa, tiene aquí una excepción, en Canyamars, incomprensiblemente el agua si tiene dueño. En 2010 todavia hay un particular que vende esta agua, sin concesión del ayuntamiento.
Así como SOREA la concesionaria, contribuye al municipio mejorando las infraestructuras , este no, este se lo queda todo para él, estos elevados ingresos sumados a la larga lista de impuestos que nos añade y que también van a la cuenta corriente, le ha proporcionado siempre recursos para vivir sin muchas preocupaciones, para poderse pagar costosos abogados, crear asociaciones amigas, financiar campañas electorales y si es necesario hacerle un buen regalo al alcalde o al encargado de urbanismo.
El elevado esfuerzo que tiene que hacer este afortunado propietario para pagar su parte, es lo que hace que todo el proceso este detenido sin fecha fija, tal vez buscando la prescripción de las cantidades que le podríamos reclamar por las obras no realizadas o mal ejecutadas, tal vez buscando un criterio nuevo o un proceso que produzca un rendimiento a alguien, la verdad es que alargarlo en el tiempo solo va en beneficio de quien no cumplió sus obligaciones, penaliza, eso si, a los que la cumplen escrupulosamente y tortura a los que tienen que utilizar a diario las calles.
Quiero recordar que en el primer proyecto redactado por un bufete en el que había una larga lista de técnicos todos ellos con titulación universitaria, revisado luego por el ayuntamiento, se nos intento colar la pequeña cantidad de 3.500.000 euros, y la organización jurídica del mismo nos llevaba a que el promotor acabara no solo sin pagar nada, sino que encima se llevaba unos centenares largos de miles de euros.
Tu esta parte la conoces bien, sabes que una vez ya quedo bien claro que no nos correspondía pagar los 3.500.000 del susto, nos vino nuestro alcalde con la novedad que había que pagarle al promotor ahora 2.500.000 euros por unos conceptos que surgian de la interpretación muy personal de una sentencia que hacían unos supuestos especialistas jurídicos, luego el tiempo ha demostrado que eran poco despiertos para trabajar pero unos genios a la hora de cobrarle al ayuntamiento su trabajo.
Una vez aclarado todo, con solo unas pocas partidas dudosas, ahora ya no corre prisa, ahora va articulando un discurso para disculparse diferente según el interlocutor, la mayoría de las veces culpando o haciendo responsables de sus males a los contribuyentes que han tenido la desgracia de padecerlo como gestor de todas las trapisondas, las suyas y de las de la promoción.
Es decir, no solo nos crea más problemas de los que teníamos al arruinarnos y no permitirnos arreglar legalmente ni un cuarto de baño, sino que encima nos va dejando mal por todo el pueblo.
Uno puede entender que la gente se equivoque, pero en este caso lo que llaman equivocaciones han ido siempre en contra de los vecinos, siempre favorecen al mismo, es como una moneda que al lanzarla siempre saliera cara, al final acabas con la sospecha que estas ante un tramposo que te saca el dinero haciendo trampas con una moneda trucada.