
Cuando había una noticia nueva, una reunión con los técnicos o una novedad, el ayuntamiento nos llamaba a las personas que mostrábamos interés para que asistiéramos a la reunión o para informarnos de las novedades.
Así ha sido hasta hace algo mas de un año.
Esta actitud me generaba confianza puesto que esa transparencia era un indicador de que las cosas se hacían de una manera clara y sin nada que esconder.
A la vez la entendía como una actuación respetuosa con los vecinos.
En este tiempo se han resuelto los problemas legales y se ha redactado el proyecto de urbanización.
Pienso yo, con una actitud ejemplar por parte de los vecinos, la información siempre se ha utilizado en positivo.
Ya va para un año que no recibimos llamadas del ayuntamiento en este sentido, ignoro si es porque no hay nada que comunicar o porque no hay novedades, el que si que constato es un cambio de actitud por parte del ayuntamiento.
Ahora entramos en la parte final del proceso, esta fase final es la más delicada pues es en la que se reparten los costes y se adjudican las obras.
Es en esta fase, en la que se toca el dinero y es a mí entender la más necesitada de esa transparencia que hemos tenido hasta ahora.
El proyecto de reparcelacion debe repartir de una manera justa y equitativa los costes y es de esperar que la adjudicación de las obras se haga de la manera más favorable a los intereses de los vecinos de Can Canyamars.
La manera de evitar suspicacias en un asunto con intereses económicos tan importantes es la transparencia.
Creo que los vecinos tenemos el derecho a estar presentes a lo largo del proceso y creo que al equipo de gobierno le conviene también esta transparencia para evitar que una acción que es positiva para los propietarios y el conjunto del municipio sea instrumentalizada en su contra.
La división de los vecino/as en varias asociaciones con diferentes ópticas del problema es un factor lógico en un colectivo tan amplio y es una oportunidad para hacer llegar la información a un mayor numero de personas.
La falta de transparencia difícilmente puede ser entendida como un gesto positivo por parte del equipo de gobierno y puede dar lugar a todo tipo de especulaciones innecesarias.
El comportamiento ejemplar de los vecino/as de Can Canyamars en todo este proceso no se merece la pobreza actual.
De las aguas turbias nos puede salir cualquier cosa.